martes, 29 de marzo de 2016

#6 - TOP TEN TUESDAY - LIBROS O SAGAS QUE NUNCA ME CANSARÉ DE RELEER

Tras unas cuantas semanas de parón, regresamos con nuestra sección de los martes, esta vez dedicada a esos libros que leerías una y otra vez. No se trata solo de libros que te gusten, si no de obras a las que las segundas, terceras e infinitas lecturas siempre les sacan algo más. Allá vamos:

TOP RELECTURAS: 

1 - Saga El Ángel de la Noche de Brent Weeks: Si a estas alturas aún no lo he dicho, lo hago ahora, el de Montana es mi escritor favorito de fantasía, y decir eso viendo mi biblioteca repleta de Sandersons, Abercrombies, Hobbs, etc. es decir mucho. Esta saga tiene tal nivel de detalle, subtramas, personajes y puntos de vista, que muchas veces leo capítulos sueltos solo para entretenerme. Puede que el final fuese mejorable, pero con Durzo Blint danzando por ahí, esta saga merece el primer puesto.


2 - Saga Nacidos de la Bruma de Sanderson: No tengo que decir nada, ¿verdad? Para muchos su debut con Elantris ya les enamoró, a mí personalmente, no. Me inicié en su narrativa con los alománticos y Elantris queda muy atrás después de saborear su maravillosa trilogía. Solo por descubrir los secretos que encierran sus fragmentos previos en cada capítulo, merece volver a las brumas.



3 - Saga Dune de Frank Herbert: Esta saga de ciencia ficción, mi favorita de este género a no ser que Hyperion la desbanque, tiene tal complejidad que muchas veces tenía que pararme a reflexionar sobre las partes más metafísicas. Puede ser denso a veces, pero creo que es una otra para disfrutar con calma y en varias lecturas.



4 - Harry Potter de J. K. Rowling: Sin comentarios. Creo que me he leído cada libro al menos tres veces y sigo cayendo en sus páginas cada cierto tiempo. Quizá no quede nada nuevo que descubrir, pero tuve la suerte de crecer al mismo ritmo que Harry en los libros y pasear por Hogwarts es casi como regresar a mi infancia.



5 - Olvidado Rey Gudú de Matute: El gran olvidado de la fantasía española solo porque su autora tenía un enorme prestigio en el género más "realista". Gudú es una novela fantástica con todas las letras. Sí, es densa, sí puede hacerse pesada, pero guarda tal cantidad de guiños y reflexiones que es indispensable regresar a ella incluso una vez que lo has terminado.



6 - Crónica del Asesino de Reyes de Rothfuss: En pocas palabras, la vida de Kvothe. Con todos sus fallos y sus parrafadas de relleno, me los he leído dos veces y estoy seguro de que caerá una tercera. Personalmente me encanta su mundo, me encanta la universidad y me encanta la forma de narrar de Rothfuss. Cada vez que vuelvo me lo paso en grande y con todos los misterios que quedan por resolver, siempre estoy atento a cualquier pista que se me haya pasado.


7 - Trilogía de la Materia Oscura de P. Pullman: Su primera parte es aquella en la que se basaba la película de la Brújula Dorada y que tanto irritó a los más conservadores. Esta trilogía siempre tendrá un lugar especial en mi estantería. El primer volumen es más simple pero la trama adquiere un toques muy elevados en su secuela y la última parte, el Catalejo Lacado, fue mi libro favorito durante mucho tiempo. Para mí es disfrutable a cualquier edad y reflexiona de forma muy original sobre el mundo que nos rodea y los peligros que trae el conocimiento sin responsabilidad.

 

miércoles, 23 de marzo de 2016

RESEÑA - LA ESPADA MALDITA, Jon C. Grimwood




Libre de spoilers.


Cuando oí hablar por primera vez de la obra de Grimwood me sentí atraído de inmediato. Venecia en todo su esplendor, asesinos y el mito del vampiro, todo mezclado en una historia de asesinatos y traición. Es obvio que las expectativas eran altas y tenía muchas ganas de hincarle el diente. Quizá el problema haya sido ese, porque la experiencia no ha sido lo que esperaba.


La Espada Maldita (título, por cierto, que no entiendo una vez acabado el libro) nos presenta a Tycho, una muchacho que aparece en Venecia sin saber nada de su pasado ni recordar quién, y “poseído por unos apetitos inusuales” que por azares del destino acabará convirtiéndose en el centro de una trama política al mismo tiempo que en aprendiz de Atilo, el jefe de los Assassini de Venecia, cuya intención es que sea su sucesor. Visto así, la historia no parece muy original siendo sinceros, pero es el estilo de Grimwood lo que hace diferente al libro. Y ojo, no digo que eso sea bueno.


Tycho es el protagonista, es cierto que hay más personajes, pero todo gira en torno a él, y el problema es que no aparece prácticamente hasta la mitad del libro. Sin duda, una obra que pretende tener un personaje atractivo no se puede permitir el lujo de dejarlo abandonado. ¿Qué ocurre durante todo ese tiempo entonces?, os preguntaréis, pues bien, muy sencillo: todo y nada. Me explico:

Grimwood tiene un estilo muy peculiar, habrá a quien le guste pero a mí personalmente me parece un caos que hace que te pierdas cada dos páginas. En la segunda mitad, justo cuando Tycho obtiene su protagonismo, te acostumbras al ritmo y al estilo, lo que hace más fácil la lectura, pero durante la primera parte la narrativa es sencillamente un caos.

Las escenas se suceden a saltos sin ningún orden aparente, vemos personajes surgir de la nada, voces que no sabes de dónde vienen, diálogos pronunciados por a saber quién y los puntos de vista se suceden sin ningún tipo de diferenciación, dando la impresión de que o bien el narrador es omnisciente en el más puro significado tradicional de la palabra, o te has equivocado de personaje un par de párrafos atrás. Es especialmente molesto cuando los hechos que nos narra parecen ser absurdos e indescifrables. La parte de Lady Giulette es especialmente significativa, yo por lo menos, me he tirado tres cuartas partes del libro sin saber ni dónde estaba, ni qué demonios quería y lo que es peor, sin saber qué creían el resto de personajes de su situación pues a cada capítulo parecían decir una cosa distinta. 



Entiendo que Grimwood no busca ponerle fácil las cosas al lector y pretender retarlo a seguir el ritmo, eso me gusta y se agradece, pero se equivoca al confundir un ritmo trepidante y tramas complejas, con una línea de saltos entre escenas, personajes desdibujados y diálogos fantasma con personajes que aparecen y desaparecen de repente.

Como he dicho, Tycho es nuestro protagonista, pero el elenco de La Espada Maldita es muy amplio. Debo decir que me ha gustado particularmente el dúo de Alexia y Alonzo, los dos duques que juegan a las conspiraciones soltándose dardos y confabulando en sombras sin olvidar que Venecia debe prevalecer frente a sus enemigos. En cambio, el dúo de Atilo y el capitán Roderigo, que en un principio parecía de gran relevancia, se diluye. Roderigo sencillamente desaparece y Atilo pasa de ser un hombre peligroso, jefe de los Assassini, a convertirse en un viejo balbuceante perdido en su propia sombra. La contrapartida femenina cuenta con Desdaio y Lady Giulette, y sufre otro tanto de lo mismo. Me han gustado ambas cuando obtienen voz, pero me irritan demasiado esos momentos de simples damas chillonas que se guían más por un fugaz encuentro con un desconocido que por la lógica de la situación.

Con todo, debo decir que la mayoría de personajes ha evolucionado y acaban por ser atrayentes, pero esto no ocurre hasta la segunda mitad, donde el libro cambia por completo. El estilo nos es ya más familiar y la transición se hace más liviana, lo que unido a que la trama parece recuperar algo de sentido y a la aparición de Tycho, convierte esta parte en un frenesí de acontecimientos entretenidos que te atrapan hasta el final. Es una lástima, pues Grimwood demuestra aquí que la habilidad la tiene, por lo que los errores de la primera mitad no se deben a su falta de pericia si no a algo premeditado. 



Un aspecto a destacar es el mundo que construye. Nos sitúa en la Venecia de siglo XV, ambiente propicio para este tipo de tramas y con un atractivo siempre inherente a la ciudad de los canales. Es por eso que Venecia se convierte en un personaje más aunque el perfil que Grimwood dibuja de la ciudad no se parece a la idílica ciudad del renacimiento. Es fría, cruel y capaz de engullir a cualquiera que no sepa qué está haciendo. Es de reconocer el cuidado en los detalles de Grimwood, que se ha informado mucho y bien, y nos lleva de la mano por decenas de localizaciones reales. Esto en cambio, tiene otra cara que no me ha gustado tanto. A veces da la sensación de que quiere demostrar todo lo que sabe de Venecia y muchas veces suelta información que no influye ni interesa en determinados momentos, ralentizando el ritmo u obligando a sus personajes a dar largos paseos y rodeos sin sentido aparente solo para poder mencionar este o aquél monumento. 

El elemento mágico está presente de una forma muy peculiar, pues si bien la magia existe y se menciona sin muchos problemas, al meterla en mitad de las guerras religiosas del siglo XV, se ve tratada desde un prisma de misticismo y herejía, lo que no impide que los poderosos se sirvan de ella. Todo lo relacionado con el mito del vampiro y sus orígenes, muy relacionado con la magia y lo espiritual, es un gran acierto de Grimwood, que logra crear una mitología propia sin llegar a elevar el protagonismo de la magia por encima del de la historia.

En conclusión, La Espada Maldita es un libro dividido en dos mitades. La primera supondrá un reto para el lector que se verá perdido por momentos e incapaz de encontrar algo a lo que aferrarse para continuar leyendo; por otro lado, la segunda mitad te atrapará hasta el final. Tengo entendido que forma parte de una trilogía, pero se trata de una novela autoconclusiva con un final cerrado, así que no temáis quedaros a medias.



 -Caótico

jueves, 17 de marzo de 2016

RESEÑA — CINCO ESQUINAS DE MARIO VARGAS LLOSA

O de cómo un premio Nobel de literatura se convirtió en el viejo verde más soez y ordinario del panorama de las letras en español.


Cuando el otro día me prestaron Cinco esquinas, la nueva novela de Vargas Llosa me acerqué a ella como siempre me acerco al escritor peruano: con profunda devoción.
No es que sea de mis autores preferidos, pero siempre que lo he leído me he quedado si no maravillada como en el caso de La casa verde o Cartas a un joven novelista, sí tremendamente satisfecha por el gusto que produce su prosa. Además esa tendencia galdosiana a hacer que sus personajes se paseen recurrentemente por diferentes novelas (incluso llegando a sus obras de teatro)  siempre me ha parecido algo muy loable. 

Pero este no ha sido ni remotamente el caso de Cinco esquinas.

La mismita cara se me quedó a mí al acabar el libro.
La acción de la obra se sitúa en la Lima del régimen de Fujimori y comienza con una tórrida escena en la que dos amigas, Marisa y Chabelita, que duermen juntas y cuyos maridos son amigos entre sí, de buenas a primeras y sin mediar palabra inician una relación sexual en medio de la noche. 
No es que Mario Vargas Llosa se quiera subir ahora al carro de la lucha LGBT, porque ya en La chunga su protagonista es una mujer abiertamente lesbiana, pero estos episodios de amor homoerótico que acaban llegando casi incluso al poliamor al final de la obra, no aportan absolutamente nada al argumento principal y verdaderamente interesante: la manipulación que ejercen en los medios el poder militar en los periodos dictatoriales. 

Obviando esta relación entre mujeres, que como ya hemos dicho es más masturbación textual del autor que transcendente para el argumento, la otra línea textual orbita en torno al marido de Marisa, Quique, ingeniero y empresario limeño que sufre el chantaje del director de la revista Destapes (una versión peruana de la Interviú) después de que éste encuentre unas comprometedoras fotos de una orgía a la que el ingeniero asistió algunos años atrás.
La historia, truculenta ya en sí, se ve aderezada por más encuentros sexuales de dudosísimo buen gusto, como el que tiene lugar en la cárcel. Cualquiera que haya leído al peruano sabe que su lenguaje en muchas ocasiones es crudo, pero en esta novela cruza la frontera y se convierte en soez y hasta repulsivo. Tenemos, por ejemplo, la ocasión de leer cosas como «Déjame chuparte, amor. Quiero tragarme tus juguitos» y otras lindezas semejantes (terrorífico me parece que esa frase trate de imitar el lenguaje de cualquier ser humano del último siglo)

Pero no todo es malo. Es una novela corta, que se lee bastante rápido, bien maquetada, con una portada bonita y sin erratas. 
Chico, Mario, algo es algo.

La novela se beneficia de la situación actual del escritor, muy presente en los medios amarillistas por su relación con cierta aficionada filipina a los Ferrero Rocher de cuyo nombre no quiero acordarme, y ha venido acompañada de una polémica considerable que hará que, con seguridad, se venda estupendamente. Pero no nos engañemos, Cinco esquinas es una obra tan menor y tan poco a la altura de su producción anterior (hay momentos de la novela en los que simplemente es imposible encontrar el antes fascinante estilo de Vargas Llosa) que casi sería mejor que cayera de inmediato en el olvido.


Seguro que ese olvido y su correspondiente perdón por estos 20 euros gastados en 314 páginas deleznables llegará algún día. Total, ya casi hemos perdonado a García Márquez por Memorias de mis putas tristes.


-Merytos Propios




lunes, 14 de marzo de 2016

RESEÑA - TIERRAS ROJAS, J. ABERCROMBIE



Llegué a Tierras Rojas de Joe Abercrombie con ganas de retomar su faceta más oscura después de acabar la trilogía del Mar Quebrado (puedes leer la reseña de MediaGuerra aquí) sin embargo y pese a que no se puede negar el término dark a Tierras Rojas, la impresión final se acerca más a la decepción que al éxito.




Abrecrombie vuelve a darnos unos personajes memorables con un pasado tan oscuro como su presente y perspectivas vitales muy alejadas del éxito o la brillantez, esa es una de sus señas de identidad y la maneja a las mil maravillas, además de incluir personajes de otras novelas como el mercenario Nicomo Cosca, un veterano de las novelas del mundo de La Primera Ley, de hecho, se hace mención a varios acontecimientos de su primera trilogía y a sucesos de La Mejor Venganza. Teniendo todo esto en cuenta, ¿por qué digo entonces que me ha decepcionado? Bien, la respuesta sencilla sería que es un libro demasiado largo para lo poco que cuenta, pero hay mucho más.

En Tierras Rojas conocemos a Shy, una chica dura, hecha a sí misma y para variar, con un pasado del que huir. Cuando regresa a su hogar lo encuentra quemado y descubre que sus dos hermanos han sido raptados, en ese momento empieza una loca persecución por las tierras desérticas e inexploradas en busca de sus hermanos, uniéndose a una caravana repleta de nuevos personajes y conociendo a otros tan pintorescos como la Compañía Militar de Nicomo Cosca. Como veis, el planteamiento es más bien simple y de hecho es un fallo con lo acostumbrado que nos tiene Abercrombie a historias más grandes. La trama no da más de sí y los personajes se resienten. A las pocas páginas de iniciarse la persecución, las escenas se vuelven repetitivas y solo la inclusión de la caravana aporta algo de variación al tedioso traqueteo por las tierras lejanas plagadas de indios – digo Fantasmas – que quieren cortarles las orejas a todos los que entran en su territorio.

Seguro que la ambientación os suena. Abercrombie ha escrito un western al más puro estilo Hollywood pero mezclado con fantasía. Las tierras lejanas hacen las veces de lejano oeste y los fantasmas que viven allí son el equivalente a los indios. Incluso se menciona que la gente se ha vuelto loca en busca de oro como ocurrió con la famosa fiebre del oro; no me quejo de la ambientación, me gusta, es original y atrae, el problema es el desarrollo. Abercrombie cae en la excesiva repetición, se pierde en escenas costumbristas de la vida en la caravana y somete a un tedio excesivo cada momento de la persecución, tanto es así que por momentos llegué a olvidar que había que rescatar a unos niños.
La crudeza de la que hace gala la novela es la típica en Abercrombie y en eso nadie es mejor que él, las escenas de Nicomo son deprimentes a la par que reales y la aparición de su abogado, Temple, que acaba convirtiéndose en pareja protagonista, aporta un poco de cambio al sopor de la caravana pero sin llegar a solucionarlo. Ni siquiera las escenas de acción logran mejorarlo. 
Shy y un "amigo"


Sin embargo hay algo que te hace seguir, y es el personaje de Lamb, cuya identidas es un secreto a voces. En cuanto descubres quién es – solo lo sabrás si has leído La Primera Ley – empiezas a desear que haga de las suyas de una vez, pero como todo, Abercrombie te hace esperar. No será hasta las últimas 200 páginas cuando la historia alcanza un ritmo narrativo adecuado y el libro te genera esa inquietud de qué demonios va a ocurrir con los niños y todos los implicados. En ese momento Abercrombie se maneja con una maravillosa soltura y las escenas se suceden mezclando finales de subtramas y apoteosis en algunos encuentros de personajes dispersos.

No es una mala novela, ni mucho menos, pero peca de una excesiva duración, sinceramente creo que quitándole 300 páginas de costumbrismo y de perderse en personajes que no interesan, hubiese salido más redonda y atractiva. Conocemos la premisa del principio y eso hace que pasada la sorpresa, el ritmo sea lento y soporífero. El final, como siempre, tiene ese toque amargo de Abercrombie, con un tono deprimente alejado de cualquier idealización y demostrando una vez más por qué es el rey actual del grimdark.

No quiero terminar sin mencionar la edición de Alianza Editorial, muy cuidado pero con algunos fallos que no se pueden pasar por alto; es inconcebible que un libro de semejante autor y de una editorial de categoría cometa el error de no pulir el estilo. Desconozco si es tema del traductor – que por lo demás hace un buen trabajo salvo por el uso excesivo de las notas a pie de página – o del corrector de estilo, pero hay al menos tres largos momentos en los que sin venir a cuento, el tiempo del libro cambia a un presente que chirría y no tiene sentido alguno, además de sacarte de la historia resulta molesto y un fallo muy grave. 

En definitivo, una obra de excesiva duración que hace que pierdas el hilo durante demasiado tiempo, pero que cuando le da por recuperarlo te atrapa y no te suelta. No es su mejor novela, y a falta de leer Los Héroes, me atrevería a decir que es la peor del universo de La Primera Ley, pero si te gustan las historias del oeste, las largas aventuras en caravana y el tono tranquilo y pausado del costumbrismo, la disfrutarás sin ninguna duda. 



-Caótico




viernes, 4 de marzo de 2016

#1: CINE VS. LITERATURA — CAROL

NOTA: 
Esta entrada puede contener algunos spoilers indispensables para la comparación entre las dos obras, así que lee con cuidado.


Inauguramos esta nueva sección del blog en la que compararemos las películas con la novela que fue su germen con la gran olvidada de los Bafta, los Globos de oro y los Oscar: Carol, basada en la novela homónima —aunque también fue publicada bajo el título de El precio de sal— de Patricia Highsmith.


La novela bajo el título de El precio de la sal apareció publicada bajo el pseudónimo de Claire Morgan en 1951 porque los editores de Patricia Highsmith consideraban que la temática homosexual de la obra no era apropiada. Hasta 1989 no pudo volver a ser reimprimida con su nombre original y bajo el verdadero nombre de su autora, que en un prólogo explicaba los motivos que habían hecho que ocultara su autoría.


La estética hopperiana de la portada de Penguin
sigue la línea de la fotografía de la película.



La novela, como la película, hablan de la relación homoerótica entre Therese, una joven que trabaja en Navidad en unos grandes almacenes neoyorquinos en los que conoce un día a Carol, una mujer algo más mayor que ella, rubia y elegante, en proceso de divorcio y madre de una hija, de la que se enamora casi de inmediato, presa de una fascinación intensa.

Las primeras diferencias entre la película y la novela comienzan desde el primer capítulo. Estamos hartos de presenciar como las adaptaciones literarias cercenan sin piedad capítulos indispensables para los personajes y la trama, pero no creemos que este sea el caso de Carol. Por supuesto hay nociones fundamentales que se suprimen en esta película: los primeros capítulos en los que se nos muestran algunos hechos algo perturbadores que ocurren en la vida de Therese días antes de conocer a Carol y la sutil sugerencia de que la tendencia a su fascinación por las mujeres empieza mucho antes de lo que nos indica la película —no se dice como tal en el libro, pero parece haber sucedido algo, por lo menos un enamoramiento, con la hermana Alice, monja del orfanato en el que se crió Therese—, pero no son supresiones que cambien tan radicalmente el argumento del libro; simplemente, si acaso, borran algunos matices salvaguardables del personaje. 
Tres podrían ser las grandes diferencias entre la novela y el libro. La primera de ellas es la profesión a la que aspira Therese. Mientras que en la película se nos presenta como una aficionada a la fotografía que acaba colaborando con el periódico Times, en el libro Therese se dedica a confeccionar escenografías para obras de teatro. Este cambio de profesión, si bien no deja de ser extraño, le aporta un simbolismo especial a la película. 
Si por algo se caracteriza la cinta, a parte de por su estética como sacada de un cuadro del norteamericano Edward Hopper, es por la gran cantidad de escenas que se graban desde el otro lado de un cristal —podéis encontrar ejemplos de ello en los fotogramas que os dejo debajo—, que sirve casi como de escudo a la escena, permitiéndonos ver lo que ocurre pero desde la distancia. Del mismo modo, la cámara de Therese sirve como elemento distanciador, pero además nos deja unas imágenes maravillosas de Cate Blanchett fotografiada que subrayan la fascinación más absoluta del personaje encarnado por Roonie Mara en los momentos de separación.





Sobre esta tendencia a colocar la cámara detrás del cristal encontramos una frase que no deja de ser significativa y que pronuncia Carol mientras habla con Therese: «A ti te gustan más las cosas reflejadas en un cristal […] Dudo que alguna vez llegues a ver montañas de verdad o gente de carne y hueso».

(LA SEGUNDA DE LAS DIFERENCIAS VIENE CON SPOILER SOBRE EL ARGUMENTO, LEE BAJO TU PROPIA RESPONSABILIDAD)


 En cuanto a la segunda de las grandes diferencias entre ambas, es la duración de la persecución del detective privado a la que se ven sometidas durante el viaje en carretera que realizan. Mientras que en el libro esta situación se alarga bastante más y ellas son conscientes de que el detective contratado por Harge las sigue de ciudad en ciudad, en la película es algo repentino que les pilla por sorpresa. También difiere el cara a cara con él, ya que en el libro se produce en el arcén de una carretera comarcal, mientras que en la película ocurre en una habitación de hotel.
Este cambio, sin duda, responde a las necesidades de acortar la película, pero como hemos dicho anteriormente, no supone un gran cambio argumental, aunque si bien es cierto debido a esto en la novela Carol y Therese pasan algunas semanas en ciudades distintas, cosa que no ocurre en la cinta. 


(AHORA PUEDES SEGUIR LEYENDO)

La última diferencia, sino notable, sí llamativa es el carácter de Carol que afecta en gran medida al tono de la obra.
Mientras que la película desprende una ternura infinita, la relación entre Carol y Therese en el libro es algo más tormentosa. No es que la ternura de la obra cinematográfica no esté presente en la relación —nada más lejos de la realidad—, es que en la novela de Highsmith la actitud casi maternal que se Carol tiene hacia Therese no existe. Su relación es más dura, más visceral, más desgarrada, emana un desasosiego mayor. Arriba mismo tenéis una de las frases casi desgarradoramente insensibles que le dirige Carol a Therese en la obra y que no son otra cosa que una materialización de lo incorrecto que cree que está haciendo, de las dudas que le supone una relación con una mujer más joven que puede alejarla de su hija para siempre. 
La relación de Carol con su hija, eje fundamental de la novela y la película, aparece también más explicítamente en su versión cinematográfica.

Para acabar, decir que el final es exactamente igual en ambas versiones. Y cuando digo exactamente igual, quiero decir exactamente igual. Tanto la película como la novela acaban en el mismo punto y de la misma forma repentina, dejando que el espectador o el lector intuya por lo ocurrido el desenlace de las dos protagonistas.

Llegados a este punto, ¿con cuál nos quedamos?
En este caso es difícil elegir entre cine y literatura —cosa que normalmente no ocurre con las versiones que se llevan al cine—, pero ya que Todd Haynes ha dirigido una magnifica película y ha logrado con sus imágenes una ternura que traspasa la pantalla, esta vez nos quedamos con la Therese y la Carol que encarnaron Mara y Blanchett.

Si podéis acercaros al cine a verla, no lo dudéis.

—Merytos Propios

miércoles, 2 de marzo de 2016

#5 - TOP TEN TUESDAY — LOS LIBROS MÁS INSUFRIBLES DE LA LITERATURA ESPAÑOLA

Nota: Si quieres iniciarte en la literatura en lengua española y disfrutarla, mantente alejado de esta selección.
Y sí, sólo son cinco, pero vaya cinco.

1. La araucana de Alonso de Ercilla:
He conocido a gente capaz de leer cualquier cosa, disfrutarla e, incluso, defender su estética y su valor. De cualquier libro menos de La Araucana. Una obra de casi mil páginas en verso sobre la conquista de Chile. La mejor solución para el insomnio, la peor pesadilla para un alumno de Filología.

2. La voluntad de Azorín:
Voluntad era lo que realmente hacía falta para terminar esta novela poética de Azorín plagada de experiencias vitales y culturales del autor.

3. La casa de los espíritus de Isabel Allende:
Mi ancestral odio por Isabel Allende se inició con esta novela. Si leer a Allende es una pérdida de tiempo en cualquier ocasión, en está aún más, ya que esta obra es un plagio mal disimulado de una obra maestra que sí merece la pena ser leída: Cien años de soledad del gran García Márquez, al que Allende trata de emular continuamente en sus novelas, con dudoso éxito en todas las ocasiones.

4. Tiempo de silencio de Luis Martín Santos:
A.k.a. "El de los ratones". Esta novela de la postguerra española quizá sea la más difícil de leer de lo que se ha escrito en el último siglo. Si bien su planteamiento y su historia lineal son sencillas, su sintaxis y su estilo hacen su lectura larga, tediosa e, incluso, insoportable, aunque aquellos héroes que han conseguido terminarla, afirman que merece la pena el esfuerzo.

5. La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza:
Un viejo conocido de este blog vuelve para recordarnos el infierno personal que supone afrontar la lectura de una de sus novelas. Con El caso Savolta llevó a cabo la intención de una novela coral, que recuerda a otras obras de difícil lectura por su desorden cronológico y espacial, como La casa verde de Mario Vargas Llosa, pero otra vez se queda a medio camino de sus delirios de grandeza compositiva, dando a luz a una novela terrorífica de leer.

-MerytosPropios