viernes, 31 de marzo de 2017

#TIPS DE CORRECCIÓN - DIÁLOGOS





Una de las partes más complicadas de abordar a la hora de realizar una corrección es sin duda la parte de los diálogos. La RAE —para variar— no es muy específica en algunos aspectos importantes y en otros se contradice a sí misma dependiendo del criterio que uses al interpretar una misma frase.

En este breve artículo os traigo las normas más básicas y algunas otras no tanto, que os serán muy útiles a la hora de corregir vuestros diálogos. Todos los ejemplos están sacados de textos que he tenido que corregir, ya sean propios o ajenos, y son casos reales a los que me he tenido que enfrentar.

Quizá algunos os parezcan obvios, está claro, pero quien más quien menos sacará algo positivo de estos consejos prácticos.



GUION VS RAYA


Empecemos por lo básico. La mayoría de autores escriben sus textos en Word, o procesadores de texto similares; todo ellos tienen la opción de incluir símbolos especiales, pero por comodidad y cercanía del teclado, la opción más utilizada a la hora de marcar los diálogos es el guion. Es más rápido y sencillo sí, pero una vez que te pongas a corregir diálogos debe ser lo primero en lo que fijarte. Los diálogos deben marcarse siempre con la raya, tanto para iniciarlo como para introducir los incisos o los verbos de habla

Mi consejo es que hagáis una sencilla búsqueda en la opción reemplazar y sustituyáis los guiones por rayas. Quizá cambiéis alguno correctamente colocado en determinadas palabras pero es más sencillo corregir eso puntualmente que no ir uno a uno cambiando todos los guiones. Si queréis introducir la raya sin parar a buscarla basta con que pulséis CRTL + ALT + Signo Menos. Para encontrar la raya en las tablas de símbolos lo más fácil es introducir su código Unicode: ALT+0151

Ejemplo:

—Julián, no podemos seguir aquí —dijo Gema—, es demasiado peligroso.

*-Julián, no podemos seguir aquí -dijo Gema-, es demasiado peligroso.



Recordad que NUNCA se deja espacio entre la raya y el inciso, ya sea verbo de habla o no, es un error muy común y bastante grave que demuestra cierta dejadez, lo mismo ocurre entre la raya de inicio y el principio del diálogo.

Ejemplo:

—Ven conmigo, Roy —suplicó el capitán—, se nos echan encima.

*—Ven conmigo, Roy — suplicó el capitán — , se nos echan encima.

Como es lógico, si después de la voz narrativa no sigue hablando el personaje, no es necesario incluir una raya de cierre.

—Allá vamos —jadeó.

*—Allá vamos —jadeó—.



USO DE MAYÚSCULAS Y MINÚSCULAS


Otra cuestión fundamental es el empleo de mayúsculas y minúsculas, especialmente en los verbos de habla y los incisos aclaratorios. ¿Con qué deben empezar? ¿Y si la frase acaba en interrogación? Es una cuestión que acaba generando muchas dudas y más de una vez me ha hecho consultar algún manual al darse casos especiales.

La norma se puede resumir en lo siguiente: si la voz narrativa, es decir, el inciso, va introducido por un verbo de habla, SIEMPRE debemos emplear minúsculas, incluso si la frase termina en interrogación, exclamación o cualquier signo que tenga valor de punto. En cambio, cuando el parlamento del personaje termina con un enunciado completo, el inciso deberá empezar por mayúscula.

Ejemplo:

—¡Nadie hace esperar al rey! —exclamó Cladeon.

*—¡Nadie hace esperar al rey! —Exclamó Cladeon

—No voy a esperar a nadie. —La habitación se quedó en silencio—. Tenemos un deber que cumplir.

*—No voy a esperar a nadie. —la habitación se quedó en silencio—. Tenemos un deber que cumplir.





PUNTUACIÓN


El gran problema de los diálogos. ¿Por qué? Porque desde mi punto de vista están mal abordados, pero ese es otro tema. La RAE es algo confusa en este apartado pero al final se han sacado en claro las cuestiones principales.

El signo de puntuación, sea cual sea, se coloca detrás del inciso, inmediatamente después de la raya de cierre. Esto es así incluso si la frase termina con un signo con valor de punto o si el diálogo que precede al inciso ha terminado en punto.

Ejemplo:

—Niña —rio Salew Lass —, no puedes ganar. No contra nosotros

*—Niña, —rio Salew Lass — no puedes ganar. No contra nosotros

—¿Has hablado con Marlo? —preguntó Nhat—. Ya es hora.

*—¿Has hablado con Marlo? —preguntó Nhat—. Ya es hora.

—La vida no funciona así. —En ese momento Mawn apareció en la puerta—. Es hora de irnos.

*—La vida no funciona así. —En ese momento Mawn apareció en la puerta—. Es hora de irnos.







Por último y como apunte final, tened en cuenta que cuando se trata de un parlamento muy largo enmarcado dentro del diálogo de un mismo personaje, se hace necesario introducir puntos y aparte. Esto no se marca con rayas, sino con comillas latinas («»), que deben seguir las reglas comunes de colocación y puntuación.

¿Qué os ha parecido el artículo? Si tienes cualquier sugerencia, duda o algún tema sobre el que te gustaría que hiciera una entrada de corrección, déjamelo en un comentario, ¡es la mejor forma de ir mejorando!

miércoles, 29 de marzo de 2017

SORTEO




CONCURSO CERRADO - GANADORA: @EUSARAHMAY

¡Hola a todos!
Regresamos con un nuevo sorteo para inaugurar el lavado de cara que le hemos dado al blog, ¡ahora tenemos incluso servicios editoriales! Asi que ya sabéis, echadle un ojo si estáis pensando en pulir vuestro manuscrito.

El sorteo es muy facilito, puro azar y sin mayor misterio pero con un premio de dos librazos más que recomendables. Para facilitar las cosas os recomendaría que comentaseis la entrada y así llevar un recuento de participantes, aunque no es obligatorio.
Lo dicho, mucha suerte a todos!

El miércoles daremos a conocer el ganador.

martes, 28 de marzo de 2017

#RESEÑA - JURGEN O LA COMEDIA DE LA JUSTICIA



Título: JURGEN O LA COMEDIA DE LA JUSTICIA
Autor: JURGEN BRANCH CABELL
Editorial: DEFAUSTA
Páginas: 354
Traducción: Susana Prieto Mori

 


Hay libros que tienen un don, una presencia atemporal, una capacidad casi viscosa de agarrarse a tus ideas y quedarse allí un tiempo y lo que es más fascinante, tienen esa capacidad incluso si no has llegado directamente a sus páginas. Son libros que perviven en su influencia en otros autores, sus rasgos han llegado hasta ti desde puntos diversos, páginas distintas y autores que, incluso puede darse el caso, no conocían la fuente original. Ejemplos de este tipo de influencia son Terry Pratchett, Michael Moorcock, Scott Fitzgerald, Mark Twain, Ursula K. LeGuin o Neil Gaiman, que no duda en catalogar a James Brunch Cabell como su autor favorito.

Jurgen o La Comedia de la justicia es uno de esos libros. No se entendería prácticamente nada de la parodia fantástica, de la burla satírica de las leyendas y la mitología sin las andanzas de Jurgen. Esto es así dado que James Brunch Cabell creo todo un mundo para sus aventuras socarronas, Poictesme, y lo pobló de todo tipo de ambientes, personajes y culturas. Su alcance ocupa varios libros, aunque Cabell siempre lo consideró una única obra coral: Biografía de la vida de Manuel (sí, eso de hacer un universo único entre libros que parecen muy distintos no se ha inventado ahora.). Y qué vida, amigos, ¡qué vida!



Todo empieza como lo hacen las buenas historias, con algo simple; Jurgen se encuentra con un tipo maldiciendo al diablo y sale en su defensa, lo que hace que se gane la gratitud del Señor Oscuro y sufra su particular gesto de agradecimiento: hacer desaparecer a su mujer. Desde ese momento, Jurgen iniciará una larga búsqueda de su no-amada mujer recorriendo un sinfín de tierras de ensueño y pesadilla. Veremos desde deidades de todos los panteones hasta a Merlín y la espada excalibur.

A Cabell le gusta jugar con lo simple, ocultando lo complejo dentro de vueltas y vueltas de símbolos y parodias. Llevándote por sendas sin que te des cuenta, lanzándote dobles sentidos y juegos de palabras. Con esto consigue algo vital en su obra, que el lector esté entretenido en cada página, ya sea en una descripción, con uno de sus largos diálogos reflexivos o entre viaje y viaje de Jurgen. Es vital porque es el vehículo de la obra pero no el contenido, ni mucho menos. 


Jurgen es una obra maravillosa y pionera en la rara habilidad de darte con una mano la caricia del humor y con la otra la bofetada de la realidad. La primera es la que disfrutas tanto que no sientes la segunda hasta que es demasiado tarde. Has terminado el libro y la mejilla empieza a ponerse roja e hincharse.
 
Cabell atiza con sorna a la sociedad de su época donde los convencionalismos atrapaban con fuerza y dejaban poco margen de movimiento. El pasaje en el que vuelve a su gran derrota frente al pretendiente de su amada es un buen ejemplo de ello y la forma de desarrollarse es toda una puñalada trapera a la espalda de las normas del establishment de la sociedad. No son raros tampoco los juegos de palabras que ocultan referencias sexuales de una forma descarada al mismo tiempo que sutil, no en vano la obra se ganó muchos detractores y fue llevada a juicio por la Liga de Nueva York para la Supresión del Vicio. Cabell desata las cuerdas que atan las libertades de los hombres —y en especial de las mujeres— y da rienda suelta a su Jurgen como si se tratase de un caballero en combate singular contra lo normativo.


La novela viene subtitulada como La comedia de la justicia, y no podría tener nombre más acertado. Jurgen como protagonista es en sí mismo una comedia de todos los arquetipos de héroe que pueblan la fantasía heroica. Nuestro protagonista se pasa gran parte de la novela enarbolando la virtud de la justicia allá donde va para al final, cometer una injusticia tras otra. Es el gran tema de la obra, la justicia entendida de manera idealizada que lleva a injusticias todavía peores. 

Alternando juicios y valores, reflexiones trasgresoras y metáforas libertarias, Jurgen alcanza un techo en la novela paródica que otros muchos han seguido, caminando por un sendero abierto a golpe de espadazos por su Jurgen.


Es un libro para entender lo que vino después, para seguir el río de la sátira hasta casi su nacimiento y hacer justicia a un autor que, si bien es una institución en su tierra, en España, donde la parodia gusta tanto, nunca ha tenido reconocimiento. Por ello se agradece enormemente que Defausta Editorial lo haya recuperado y editado en español por primera vez. Una edición cuidada, enmarcada en su nueva colección de otros mundos que ya nos trajo la genial Viaje a Arcturus y que incluye contenidos extra como el anexo, El Juicio de Jurgen o un glosario muy útil dado la enorme nómina de personajes que aparecen en la obra. La traducción, una vez más, corre a cargo de Susana Prieto, haciendo una labor de una calidad que ya empieza a ser costumbre.
 
Haced justicia, amigos, leed Jurgen, “un tipo dotado de una inteligencia monstruosa”.


domingo, 19 de marzo de 2017

#RESEÑA - ESTADOS UNIDOS DE JAPÓN de P. Tieryas



 Autor: PETER TIERYAS
Título: ESTADOS UNIDOS DE JAPÓN
Editorial: NOVA
Páginas: 408
Traducción: José Heisenberg





Hace unas décadas, Japón ganó la Segunda Guerra Mundial. Los estadounidenses adoran a su infalible emperador y nadie cree que la conducta de Japón en la contienda no fuera ejemplar. Nadie excepto los George Washingtons, una facción proestadounidense que intenta recuperar la gloria de los viejos Estados Unidos. Su última táctica subversiva es distribuir un videojuego ilegal que pide a los jugadores que imaginen cómo sería el mundo si Estados Unidos hubiera ganado la guerra. El capitán Beniko Ishimura se dedica a captar posibles traidores, cuando un día recibe una misteriosa llamada del general Mutsuraga, y su vida se convierte en una montaña rusa que le llevará a conocer a Akiko Tsukino, una oficial de la policía de Tokio que intenta descubrir la relación de Ishimura con el videojuego que algunos insurgentes están usando para avivar el nacionalismo estadounidense. Pero los orígenes del videojuego subversivo son aún más polémicos y peligrosos de lo que nadie sospecha…



En 1962, Philip K. Dick sorprendía al mundo con una obra que redefiniría el término de las distopías: El Hombre en el Castillo. En ella, Estados Unidos no socorría a los Aliados en la Segunda Guerra Mundial, lo que suponía la victoria del Eje y la posterior derrota de Estados Unidos cuando Japón y la Alemania Nazi atacan por este y oeste el territorio norteamericano. 





Peter Tieryas, autor relativamente desconocido para el gran público aunque con nombre en la industria de Hollywood ha retomado el concepto distópico de Philip K. Dick creando la secuela espiritual de su novela con Estados Unidos de Japón. Aquí, como en la novela de 1962, los Estados Unidos han sido derrotados pero esta vez están en poder de Japón, cuyo imperio es la primera potencia mundial y la Alemania Nazi ocupa el segundo lugar, centrada sobre todo en Europa.


Una premisa antigua, un mundo nuevo y una obra incapaz de dejar indiferente a nadie. Estados Unidos de Japón es un golpe directo a dónde más duele y una enorme carta de presentación de su autor, que ha creado una de las maravillas de los últimos años. Opresiva, oscura, terrorífica a ratos y perfectamente construida.


La novela sigue a dos personajes que parten desde puntos completamente opuestos pero acaban llevando caminos paralelos. Con una estructura alternativa de puntos de vista, veremos como un mismo mundo cambia radicalmente desde los ojos de Beniko Ishimura, censor de videojuegos y un hombre cínico donde los haya, abocado a una tristeza existencial derivada de su falta de fe en un Imperio que ha abandonado todo lo que le hacía honorable y que al mismo tiempo lo alaba en público y desconfía en privado dado que entregó a sus padres a la policía acusándolos de traición cuando solo era un niño. En cambio, la mirada fanáticamente fiel de Akiko Tsukino, una oficial de la Tokko (la policía secreta japonesa), persiste incluso cuando su propia figura es cuestionada y sufre en sus carnes el mismo trato que ella acostumbra a dar a los enemigos de su amado Imperio. De esta forma Tieryas consigue una gran reflexión sobre la censura y el fanatismo exacerbados en un estado totalitario donde las libertades no existen y los ciudadanos son juzgados y observados de forma continua. 





Es mucho lo que, en este aspecto, bebe de 1984, pues las unidades de vigilancia son muy parecidas y hay incluso una suerte de policía del pensamiento que se encarga de salvaguardar la figura del Emperador incluso en las intimidades del hogar.


Hablemos de la trama. Todo gira en torno a un videojuego llamado Estados Unidos de América —sí, no ha sido el mejor nombre que se le ha ocurrido al autor—, que representa el mundo como si los EE.UU. hubiesen salido victoriosos y obliga a los jugadores a ponerse en la piel de los estadounidenses en las batallas, lo cual, claro está, no hace ninguna gracia a los altos cargos del imperio japonés. Tan controvertido juego ha sido desarrollado por el antiguo general japonés Mutsuruga, ahora un traidor del imperio que apoya a la resistencia americana y que había estado relacionado con Beniko Ishimura dado que trabajaron estrechamente y además había sido muy amigo de su hija. Esta trama, que como vemos calca prácticamente el planteamiento de El Hombre en el castillo, es el punto de partida para una serie de acontecimientos que nos irán descubriendo el mundo de la disciplina japonesa y la paranoia censora del gobierno. La vida vale en tanto sirvas al imperio, todo lo demás es innecesario. Es una de las cosas que más impactan de la novela, el poco valor que tiene todo, incluso la vida misma. Las torturas son sencillamente brutales y ni siquiera la resistencia americana, los llamados George Washington, actúan de forma menos radical. La escena de las hormigas es de lo más dantesco que he leído últimamente y un giro inesperado que demuestra que los personajes son lo bastante fuerte como para sobrevivir a una trama y un mundo que devora todo lo que toca sin contemplaciones.





Lo mejor de la novela es la ambientación, sin ninguna duda. El mundo que idea Tieryas destaca en cada rincón y palpita una brutalidad impresionante. Tieryas juega además con la idea de la tecnología, imaginando que un mundo dominado por Japón desarrollará avances a mayor rapidez que el nuestro, por lo que tenemos equivalentes a móviles táctiles e internet mucho antes de lo que en realidad se dio y unos avances médicos y biológicos con los que todavía soñamos. Eso sí, hay algo que apenas tiene importancia: los mechas. Sé que la portada mola mucho, que a todos nos entusiasman los mechas y que babeamos solo de pensarlo, pero Estados Unidos de Japón va de todo menos eso. Hay mechas sí, cuatro escenas, tres de ellas en las que se limitan a andar sin más y lanzar un par de misiles. Pero Tieryas, sabedor de lo gusta, nos ha dejado un combate entre mechas al final para quitarnos el gusanillo, pero es secundario. No esperéis un Pacific Rim ni monstruos, la novela no va de eso.


Ahora bien, presenta algunos problemas, fallos absurdos como la escena de la isla cárcel final, que es básicamente un contrasentido tras otro, o toda la subtrama de las peleas a muerte de videojuegos que resulta algo forzada. El tufillo que desprende a idealismo libertario americano tampoco me gusta pero qué le vamos a hacer, al menos no ha plantado una bandera de barras y estrellas ondeando al viento mientras una niña de voz pura canta el himno. La otra gran pega es el abismo empático entre personajes, mientras que Beniko sí consigue llegar al lector, Akiko queda en segundo plano y personalmente esperaba que se la cargaran a cada página. Sé que el autor buscaba transmitir la frialdad de la policía secreta pero queda mal montado con los datos que nos da sobre la vida privada de Akiko.



Como apunte final, debo decir que el tema del cristianismo evolucionado me ha gustado mucho, con una segunda llegada de un nuevo mesías combativo para sobrevivir a la pérdida de fe de la resistencia. Ha sido un giro muy ingenioso.

Como es costumbre, de la edición solo podemos hablar maravillas. Una portada sensacional, una corrección y maquetación muy cuidadas acompañando a una traducción maravillosa que no ha debido de ser nada fácil. Felicitaciones a José Heinserberg, traductora, y a Nova, que hace tiempo ha convertido su sello en sinónimo de calidad.


Estados Unidos de Japón es una novela de desagarro social, de los peligros de un totalitarismo global sin oposición y de la brutalidad que puede alcanzar el ser humano retroalimentándose de lo que sufre para infringírselo multiplicado por dos a los demás.  Y no, no es una novela de mechas. Enhorabuena Peter Tieryas, Philip K. Dick estaría orgulloso.