martes, 21 de noviembre de 2017

#RESEÑA - LOS TRES ABISMOS DE DAMIÁN MUSTIELES, de M. Córdoba



Título: LOS TRES ABISMOS DE DAMIÁN MUSTIELES

Autor: MIGUEL CÓRDOBA

Editorial: EL TRANSBORDADOR

Páginas: 529

 

 


Debo decir que no conocía ni el libro ni al autor; su publicación me había pasado totalmente desapercibida y después de tener el placer de leerlo tengo que reconocer que ha sido una suerte haberlo conocido. Los Tres abismos de Damián Mustieles suponen una experiencia de entretenimiento y cercanía con muchos aciertos y una más que genial recopilación de personajes.


Es probable que Damián Mustieles sea tan real como el libro que tienes ahora mismo entre las manos. Pero también existe una posibilidad, por muy descabellada que sea, de que el único y verdadero autor de este legajo fantasmagórico, encontrado por casualidad en una vieja maleta, sea un personaje de letras y papel. Si quieres averiguar la verdad sólo tienes que soplar sobre este montón de páginas amarillentas y limpiar el viejo polvo que lo cubre.
«Cena para tres» nos sumerge en una pesadilla de revelaciones y disolución; los acontecimientos que aguardan al escritor Daniel Salas en su recién adquirida segunda residencia no sólo harán tambalear su existencia, sino la de toda su familia.
«Malas hierbas» narra cómo los perros de Gran Salto, infectados por un extraño virus extraterrestre, comienzan a entender el lenguaje de un modo más íntimo y descubren el mundo en toda su locura cromática. Cuando se produce el primer ataque al ser humano, sus efectos alcanzarán la categoría de sacrilegio.
En «El ruido» cuatro vecinos de la calle Owl sufren el síndrome de la cabeza explosiva, una extraña patología auditiva que los lleva a oír detonaciones y ruidos insoportables a la hora de dormir. Sus vidas no sólo están encadenadas a ese mal, sino también a la desdicha de ser los protagonistas de una historia que no les pertenece.
Esta colección de novelas cortas es un laberinto fascinante e imprevisible donde el terror más lunático juega al escondite con el lector. Tres historias entrelazadas en cuyos cercos nos encontraremos con dolores de espalda, amores imposibles y una caja de música capaz de resucitar a los muertos.


Lo primero que me gustaría decir es un reconocimiento al magnífico tono de metatextualidad que fluye del libro. Miguel Córdoba nos introduce de lleno en el mundo que habita su mente y lo hace sin prolegómenos. Empezamos con los agradecimientos y sin darnos cuenta, la intrahistoria nos asalta. Es el propio prólogo, que en apariencia solo es uno de tantos, el lugar común entre autor y lector, esa mesa sin adornos donde se produce el cara a cara al margen de la ficción, el que nos arranca de nuestro refugio y nos sumerge de lleno en los demonios de Miguel Córdoba y de Damián Mustieles. Ahí empieza la obra, se levanta el telón y tú todavía no te has sentado.

Es el mismo Miguel Córdoba quien nos presenta a Damián Mustieles, firmante de los tres manuscritos que contiene el libro hallados en una maleta abandonada, y personaje anónimo que deja su huello en cada texto. Y es que al título no se le puede pedir ser más acertado; se nos muestran tres relatos, tres descensos a los infiernos de forma individual o en la masa de la sociedad, tres abismos que comparten contenido, que no forma, y cuyos mordiscos no duelen pero incomodan. 

Son textos con tonos muy distintos, casi más que sus propias tramas, y que entremezclan fantasía y ciencia ficción en un mismo marco: la ciudad de Gran Salto, el punto de unión de los tres relatos.



El primero de ellos, Cena para tres, es sin duda el que más me ha gustado. Primero por su protagonista, Daniel Salas, tan real que casi podías tocarlo y con una empatía que la pluma de Miguel Córdoba (¿o era Damián?) te hace sentir desde los primeros y sobrecogedores párrafos. La trama en sí, tan simple en apariencia, gira en torno a la obra de teatro que está escribiendo su protagonista y habla mucho y muy bien de las obsesiones, de apartarse de lo importante y del riesgo que supone el gran enemigo de la vida: el azar. Como colofón, tiene uno de los mejores finales que he leído últimamente. La gran pega sería la falta de definición de la contraparte femenina, casi una mera comparsa en el juego textual que es la mente de Daniel Salas. Fascinante y atrayente, hace que sea fácil leerlo de una sentada. 

Malas Hierbas es el segundo y el que explota más la prosa del autor aunque sea con un planteamiento más simplón. De hecho ha sido el que menos me ha gustado precisamente por eso, la trama transcurre a base de saltos, sucediéndose en escenas grotescas en las que el autor se deleita jugando con las esperanzas de los personajes que nos va metiendo continuamente con calzador. La historia parece más una excusa ramplona y el final es bastante predecible. Y sin embargo está magníficamente escrito. Las comparaciones, las definiciones de los personajes en solo unas pocas líneas, la maravillosa capacidad de crear verdaderos seres humanos en papel, todo ello consigue que la forma te guíe por encima del contenido y soluciona el gran bache de la obra. 

Para acabar tenemos El Ruido que es, en esencia, una forma de mezclar ambos registros. La trama de nuevo se recrea en un escenario muchas veces visto, un apocalipsis rocambolesco en el que lo que menos importa es cómo se desencadena. El gran valor de este relato es el grado de onirismo que el autor imprime en sus acciones. Juega a los escogidos y luego juega a decepcionarlos. La gran pena en este caso viene con el final. Abrupto, truncado, incompleto de forma voluntaria, pero que falla al intentar dejar preguntas sin responder para generar desconcierto cuyo único resultado es romper el embrujo. 



Así pues, no hay duda de que Miguel Córdoba es un gran escritor, muy bueno, posee la capacidad de pintar con pocas palabras cuadros complejos lo que le deja espacio para centrarse en detalles minúsculos que consigue hacer brillar. El problema es que el desarrollo de su trama flaquea y el ejercicio, tan fresco al principio, del manuscrito encontrado acaba diluyéndose a medida que el efecto se pierde en sus relatos. 

Un libro recomendable, muy entretenido y con facilidad de lectura. Es probable que su primer tercio se te quede un tiempo en la mente aunque el final no llegará a tanto, pero aún así Miguel Córdoba logra un gran texto y una excelente muestra de lo que es capaz. Su mejor obra está por llegar y será endemoniadamente buena. 


Lo mejor:

  • Personajes muy vivos.
  • Estilo de escritura
  • Metatextualidad


Lo peor:
  • Final truncado
  • Pierde efecto según avanza.







 Gracias a Ediciones El Transbordador por el ejemplar.



miércoles, 8 de noviembre de 2017

#RESEÑA - MALAZ II - LAS PUERTAS DE LA CASA DE LA MUERTE de S. Erikson




Título: LAS PUERTAS DE LA CASA DE LA MUERTE

Autor: STEVEN ERIKSON

Editorial: Nova

Páginas: 879

Traducción: Enric Tremps y Miguel A. Rodriguez 










Después de que Nova decidiera recuperar la Saga de Malaz del cementerio que es La Factoría de Ideas, muchos nos tiramos de cabeza ante este nuevo comienzo. ¿Qué mejor forma de empezar una saga histórica que siempre ha estado en pendientes? Pues bien, Malaz I: Los Jardines de la luna, no decepcionó y aunque a muchos les pareció excesiva, compleja y demasiado desequilibrada entre lo que da y lo que pide, no se puede negar que es una de las grandes sagas de todos los tiempos.

Malaz II: Las Puertas de la casa de la muerte es la confirmación de un hecho. Igual o más exigente que su predecesora y con una complejidad mayor dado que al enorme elenco que ya conocemos se añaden decenas de nuevos personajes igualmente importante. Sed bienvenidos a Raraku, el desierto sagrado y cuidado con el Torbellino.


En el sagrado desierto de Raraku, Sha’ik la vidente y sus seguidores se preparan para el levantamiento profetizado largo tiempo atrás, «el Torbellino». Esclavizada en las minas de otaralita, Felisin, la más joven de la deshonrada Casa de Paran, sueña con la libertad y jura vengarse, mientras que los Abrasapuentes proscritos Violín y Kalam conspiran para liberar al mundo de la emperatriz Laseen (aunque la voluntad de los dioses, como siempre, parece ser otra). Y, al tiempo que dos antiguos guerreros cargados con un secreto devastador penetran esta tierra asolada, un comandante del Séptimo Ejército de Malaz lidera a sus agotadas tropas en una última y audaz carrera para salvar las vidas de treinta mil refugiados.

Primera parte del viaje de La Cadena de Perros

No hay una forma fácil de reseñar las casi 900 paginacas que tiene el libro así que lo mejor será —como siempre—, ir por partes. Quizá desde mi punto de vista y como ya sucediera en con Los Jardines de la luna, la parte más floja de la obra sea su argumento. No es que no sea interesante, de hecho contiene todo lo necesario aunque se echa de menos algún giro de guion, el problema es que queda desdibujado en segunda plano, ensombrecido por la fuerza de sus personajes y por la inmensidad del mundo. Estamos hablando de una rebelión de prácticamente un continente entero y salvo algunas referencias puntuales a lo duras que serán las medidas de contrataque por parte del imperio, apenas parece inquietar a nadie. Erikson nos dice una y otra vez que los malazanos han sido aniquilados y que los únicos supervivientes marchan en la Cadena de Perros, la enorme caravana de refugiados al mando del Puño Supremo Coltaine, pero es muy extraño que en una tierra que lleva tanto tiempo doblegado no se haya producido mestizaje. ¿Qué pasa con las familias con sangre de ambos bandos? ¿Y los hijos mestizos? Las instituciones han tenido que convertirse en una mezcolanza; resulta raro imaginar una masacre repentina a manos de gente que lleva toda su vida trabajando con los malazanos.
Así empieza la obra, ¿a qué esperas?

La respuesta a estas preguntas se presenta en forma de Sha’ik, la Vidente, encarnación en la tierra de la diosa Drhinya, señora del torbellino. El fanatismo de todo un continente hacia esta deidad es la explicación para la rebelión coordinada y la masacre indiscriminada de Malazanos. Los mismos civiles se alzan en armas en un arrebato furioso y enloquecido de ira homicida contra el invasor. Pero si la Coltaine y los suyos pasan casi un año huyendo por el desierto ¿quién gobierna el país mientras tanto? ¿dónde están los granjeros y campesinos si todos se han unido al ejército?

La rebelión como escenario funciona a la perfección pero el polvo que levanta sepulta todo lo demás. La trama se desdibuja y para cuando descubrimos que el verdadero objetivo de toda la obra es otro muy diferente no se produce ninguna sorpresa porque para ser sinceros, ya no sabías hacia dónde ibas.


Ojo, con esto no digo que sea aburrido ni mucho menos, pero al final la trama debe pesar en un libro y aquí son los personajes con sus propias subtramas individuales las que más interés dan al lector. Entre ellas destacan, por encima del resto y con mucha diferencia, la de Duiker —mi personaje favorito en lo que llevo de Malaz— y la de Mappo e Icarium. Son estos tres personajes los que elevan la obra al nivel de su predecesora. Además, la trama de estos dos últimos acaba ligándose a la de Azafrán, Apsalar y Violín que por momentos parecían desconectados y cuyos capítulos restaban ritmo al convertirse en una sucesión de diálogos sin información relevante.

Ahora bien, del mismo modo que Eriksen nos regala estos personajes maravillosos, también se saca de la manga a Felisin, Heboric y Baudin, tres personajes con los que se inicia la novela y que me han sacado de quicio hasta decir basta. No obstante —y ahí radica la gran escritura de Eriksen—, pese a no soportarlos, en especial a Felisin, es impresionante la evolución que sufren y lo bien llevados que están sus hilos de pensamientos hasta desembocar en una situación que solo se explica con todo lo que han tenido que soportar. 

Mappo, el Trell e Icarium
Malaz es un libro de sufrimiento y destrucción personal. No hay personaje que no salga afectado mentalmente del viaje —del tipo que sea– que le ha tocado hacer y sus respectivas caídas a los infiernos, en distintos grados y formas, prometen desencadenar fuerzas y acontecimientos que afectarán a todo el universo malazano, empezando por la propia Emperatriz, que ya no es un ente lejano en un trono de cristal sino una mujer humana capaz de sentir como su trono se tambalea por el miedo y los peligros que la acechan desde multitud de frentes.

Otro de los mejores puntos de la novela, una vez más, es la magia. Aquí el elemento sobrenatural trasciende con mucho todo lo que había visto en otras novelas. Los dioses y Ascendientes son palpables, están ahí, y las razas se mezclan dando una profundidad increíble. Mención aparte merece el sistema mágico en sí, dividido en Sendas tan complejas que no sabría ni por dónde empezar. La casa que da título a la novela se convierte al final en el verdadero torbellino y arrastra casi todas las tramas hacia su centro, como un sumidero, es un camino tan tortuoso como complejo.

Coltaine, la epicidad encarnada
 
Pero reseñar no es solo hablar de contenido y sin que sirva de precedente, debo criticar la edición de Nova. Tan bien acostumbrados estamos que resulta desconcertante encontrarse fallos como los que trae esta edición. Saltos de escena sin marcar, diálogos mal corregidos y frases rocambolescas cuyo sentido se pierde por completo. La lectura de Malaz es ya de por sí lo suficientemente exigente como para añadirle más piedras al camino. Una verdadera pena que estoy seguro que Nova corregirá en futuras ediciones.

Lo dicho, si disfrutaste de Los Jardines de la luna atrévete a entrar en el Torbellino. No será fácil pero al final merecerá la pena.

 


Lo mejor: 
  • Duiker, Mappo e Icarium
  • La profundidad de personajes
  • El misterio que rodea a la magia


Lo peor:
  • Trama desdibujada
  • Fallos en la edición